Sanamos juntas: Cuando una madre sana, sana su descendencia. Campaña de El Diván Rojo.
Sanamos juntas: el poder de la resiliencia colectiva.
El Día Internacional de la Mujer nos invita a reflexionar sobre los avances y desafíos en la lucha por la igualdad, pero también nos enfrenta a una realidad ineludible: millones de mujeres en Latinoamérica han crecido en entornos donde la violencia, el miedo y el dolor son experiencias normalizadas. En El Diván Rojo, sabemos que estas heridas no son solo personales; son cicatrices que atraviesan generaciones, que impactan las relaciones, la forma en que nos vinculamos y la estructura misma de nuestras comunidades.
Por eso, este 8 de marzo, lanzamos la campaña “Sanamos Juntas”, un llamado a ver la salud mental de las mujeres no solo como un proceso individual, sino como una responsabilidad colectiva. La sanación de una mujer no puede depender únicamente de su esfuerzo personal; requiere de un entorno que la sostenga, de redes que la cuiden y de instituciones que le garanticen seguridad y acceso a herramientas efectivas para reconstruir su vida.
Una Campaña para Transformar la Manera en que Sanamos
Bajo el lema #SanamosJuntas, esta campaña busca abrir un diálogo sobre cómo podemos construir espacios de sanación reales y accesibles para todas las mujeres.
📌 Testimonios reales de mujeres que han transformado su historia a través de la sanación emocional. Conoce el testimonio de Catalina.
📌 Conversaciones en redes sobre la importancia de reconocer la salud mental en las mujeres como una responsabilidad de toda la sociedad.
📌 Información sobre terapia EMDR y herramientas terapéuticas que pueden ayudar a sanar sin revictimización ni sufrimiento innecesario.
Sanar no es olvidar, es recuperar el poder sobre nuestra historia
El trauma no es solo un recuerdo del pasado; es algo que sigue vivo en el cuerpo, en el sistema nervioso y en la forma en que reaccionamos ante el mundo. Como bien lo señala Judith Herman, el trauma en las mujeres no ocurre en aislamiento, sino en contextos que lo permiten y lo perpetúan. Si el daño ocurre en un entorno, la sanación también debe construirse en comunidad.
En nuestra sociedad, muchas mujeres cargan con heridas que no fueron causadas por ellas, pero que han tenido que enfrentar en soledad. Nos han enseñado a ser resilientes, pero pocas veces nos han enseñado a sanar. Nos han dicho que “el tiempo cura todo”, cuando en realidad lo que sana es el acceso a un proceso terapéutico seguro, libre de revictimización y con herramientas que permitan integrar el pasado sin quedar atrapadas en él.
Terapia EMDR: Sanar sin revivir el dolor una y otra vez
Una de las herramientas más poderosas para la recuperación del trauma es la terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares). Este enfoque terapéutico, validado por la ciencia y ampliamente utilizado en el tratamiento de traumas complejos, permite reprocesar recuerdos dolorosos sin revivir el sufrimiento.
¿Cómo funciona EMDR? A través de movimientos oculares y estimulación bilateral, esta terapia ayuda al cerebro a reorganizar la información traumática de manera más adaptativa, permitiendo que los recuerdos pierdan su carga emocional negativa. Muchas mujeres que han pasado por situaciones de violencia, abuso o negligencia cargan con síntomas de ansiedad, hipervigilancia, culpa o bloqueo emocional. Con EMDR, pueden transformar la relación que tienen con su historia y recuperar su sensación de seguridad y control sobre sus vidas.
Sanar no significa olvidar, sino integrar la experiencia sin que siga determinando el presente. Sanar es recuperar el derecho a sentirnos seguras en nuestro propio cuerpo, en nuestras relaciones y en nuestra comunidad.
La historia de Catalina: cuando sanar nos permite reconstruirnos y renacer
La historia de Catalina es un testimonio de cómo la sanación no solo libera el presente, sino que también repara el pasado. Cuando su hija de tres años fue víctima de abuso sexual, Catalina se enfrentó a un dolor insoportable, un dolor que la atravesaba más allá de su rol como madre. En medio del proceso de acompañar a su hija, comprendió que había algo más profundo en su propio cuerpo, en su propia historia: las heridas del abuso sexual que ella misma había sufrido en la infancia, y que su memoria había enterrado por años.
Enfrentar ese dolor no fue fácil, pero Catalina decidió que su historia no quedaría atrapada en el trauma. Buscó ayuda, inició terapia EMDR y poco a poco descubrió que sanar no era solo un proceso de su hija, sino también suyo. A través del trabajo terapéutico, logró reconectar con su cuerpo, resignificar su historia y reconstruirse como mujer y como madre.
Sanamos Juntas: Porque la sanación no es un acto individual, sino un cambio que nos involucra a todas y a todos
Hoy, Catalina es una mujer que ha atravesado el dolor para llegar al otro lado: el de la paz, el disfrute y la plenitud. Su historia nos recuerda que la sanación es posible, que no estamos condenadas a vivir con las heridas abiertas, y que el camino de la sanación no solo nos libera a nosotras, sino también a quienes vienen después.
Si queremos un mundo donde las mujeres vivan sin miedo, necesitamos algo más que palabras y discursos cada 8 de marzo. Necesitamos redes de apoyo reales, espacios seguros y herramientas terapéuticas accesibles. No es suficiente decirle a una mujer que busque ayuda; debemos garantizar que esa ayuda sea efectiva y esté disponible.
Por eso, en esta campaña te invitamos a compartir tu historia. Queremos que más mujeres sepan que no están solas, que la sanación es posible y que hay herramientas para hacerlo. Si has pasado por un proceso de sanación emocional que ha transformado tu vida, te invitamos a compartirlo con nosotras.
📩 Escríbenos a: consultas@eldivanrojo.com y cuéntanos cómo ha sido tu camino de sanación.
💜 Porque cuando una mujer sana, también sana el mundo a su alrededor. Sanamos Juntas.
🔗 Únete a la conversación con el hashtag #SanamosJuntas