
Aquel órgano tan querido por las mujeres y venerado por los hombres a través de la humanidad, continúa siendo hoy en día uno de los puntos que sigue preocupando y cuestionando a las personas de ambos sexos, pues aclaro, no sólo a los hombres les ha de inquietar.
Pero ¿qué es realmente un pene normal, uno chico y uno grande?. El tamaño promedio de un pene erecto está entre los 14 y 17 centímetros de largo con una circunferencia de 7 a 10 centímetros. En el caso que Usted no se encuentre en el promedio, no se sienta ansioso, ni piense en cortárselo u operárselo. La única preocupación válida que sería objeto de atención, es en caso de que Usted o su pareja tengan problemas de satisfacción sexual, en donde lo recomendable es consultar al urólogo o sexólogo de confianza. O en el caso de que Usted crea que lo tiene pequeño (aunque sea normal), o no se siente satisfecho con su tamaño y tiene problemas de autoestima e inseguridad a razón de las ideas que tiene sobre su pene, recurra a un psicólogo.
Muchas féminas llevadas de la mano de los mitos masculinos, han caído en creencias irracionales acerca del pene y son promotoras expertas en mercadeo y publicidad a la hora de asegurar al público que el máximo placer sexual es consecuencia de una gran verga. Estas mujeres son conocidas como Size Queens las cuales prefieren una polla grande en sus relaciones sexuales y tienden a despreciar a compañeros de menor proporción. Aunque la verdad, todas las mujeres prefieren un pene de proporciones normales y un poco grande (no muy grande por cierto), que uno pequeño. Inclusive, a nivel de consulta, hay más quejas ginecológicas por molestias en el acto sexual con vergas grandes que con pequeñas.
La idea irracional que tienen los hombres acerca de sus órganos genitales es que un gran pene brinda más seguridad personal, más éxito en la conquista y más virilidad. Pero lo que ignoran es que se puede tener las mismas características, con una verga normal o de menores proporciones. Sepan los hombres ahora que esta falsa idea encarna un mito, no una realidad.
Pero, ¿por qué un pene grande asegura más satisfacción sexual?, ¿Acaso se hace el amor sólo con el pene?. Es importante aclarar, que el placer sexual no se concentra en la genitalidad ni en la penetración; el disfrute de la sexualidad, se enmarca en el erotismo. Lo que quiero decir aquí es que una mujer puede estar más plácida sexualmente con un hombre altamente erótico que con uno que sea portador de un gran miembro.
¿De dónde proviene este mito de que una verga grande es mejor y aporta más virilidad? Una de tantas explicaciones, pues hay varias que analizan tal situación, proviene de culturas antiguas, las cuales pintaban a sus dioses con vergas grandes. Es el caso de Hermes, Pan, Príapo, Dionisio, Baco, Osiris, Shiva que eran representados pictóricamente con vergas erectas de gran tamaño, mientras que los penes humanos fueron pintados flácidos y con proporciones normales, y en algunos casos pequeños, pues en la antigua Grecia, los hombres que lo tenían pequeño eran más estéticos y atractivos. Cosa curiosa es que aunque los dioses eran pintados con vergas monumentales, al nuestro le pintaron un “chitico”. Esto se debió a la influencia del cristianismo sobre el arte que presentaba la divinidad de Cristo de modo asexual; y aún la gente se sigue comiendo el cuento de que nació un hombre con pene pero sin deseo sexual. Sin embargo, aunque el pene de Cristo (creo que de esto no ha hablado ni el papa) no lo representan grande, se celebra el día en que Jesús fue llevado al templo a que lo circuncidaran, el 1 de enero y actualmente se pregunta si el santo prepucio como es conocido, ascendió a los cielos como lo hizo su propietario. Retomando los dioses anteriores al cristianismo, estos eran representados con hiperpenes, debido a las cualidades o dones que poseían: fecundidad, virilidad y fuerza.
Así mismo, hay razones biológicas y filogenéticas para explicar este fenómeno, una de tantas dice que un hombre con genitales grandes es más fecundo y por tanto más atractivo para las hembras que buscan reproducir la especie. En otras palabras, las hembras preferían machos dominantes con vergas prominentes para copular, debido a que les garantizaba la procreación constante; ellas debían de pensar algo así como: “con este vergón puedes copular y perpetuar la especie”. Otro dato interesante, es que estudios recientes han encontrado que los animales polígamos y con más encuentros sexuales tienen órganos genitales de mayor proporción que los animales monógamos.
Pero insisto con mi pregunta, ¿por qué algunas personas siguen conservando ideas irracionales tan arcaicas que vienen de los tiempos de upa?, ¿Acaso eres una especie que se quedó en la prehistoria?
Para terminar, quisiera retomar una acotación que hace Vatsyayana, el autor del Kamasutra, que considero despeja temores acerca de la importancia de tenerla grande. Este médico clasifica a los hombres según el tamaño de sus penes y a las mujeres según el tamaño y profundidad de sus vaginas. Según él, hay 3 tipos de hombre: la liebre, el toro y el caballo, donde el primero tiene un pene pequeño, y el último, “el semental”, lo tiene más grande. El autor aclara que a cada tipo de pene le corresponde un tipo de vagina: el ciervo, la yegua y el elefante. Por lo cual, el ideal de un hombre liebre es una mujer ciervo, del hombre toro una mujer yegua y del hombre caballo una mujer elefante.
Esta postura nos lleva a pensar que no hay penes ideales, ya que todo dependerá de tu pareja y del nivel de satisfacción que ambos encuentren. Por ejemplo, un hombre de grandes proporciones tendría dificultades en la penetración de una mujer con vagina pequeña, debido a que su estructura anatómica le imposibilita las penetraciones profundas a las que puede llegar ese gran pene. O que decir de un hombre liebre con una mujer elefante, la pobre liebre se perdería, generando poca fricción y menor profundidad.
Así que dejad atrás ideas mitológicas, reforzad la seguridad personal no en el tamaño del pene sino en tu capacidad erótica y de amar. Un buen amante no es aquel que lo tiene grande, sino aquel que es capaz de satisfacer a su pareja y así mismo.