Cartas elusinas sobre Eros y Ágape. Extractos de Iván Rodrigo García Palacios.
“Y en esa exploración re-visité los diálogos platónicos y me encontré con otro asunto íntimamente conectado e igualmente tergiversado, deformado y confundido por el poder cristianizado: el uso de los significados y sentidos de Eros y Amor relacionados con los asuntos existenciales, filosóficos y científicos.
En la visión del mundo cristianizada, Eros es la fuerza que mueve los apetitos concupiscibles humanos y Amor es la fuerza que atrae y une las almas, una división absurda de cuerpo y alma. Además, se establece la exclusión o la tergiversación, igualmente absurdas, de lo qué es el espíritu.
Esa dualidad cuerpo y alma, así como la concepción de Espíritu, son asuntos en los que, ni para los antiguos griegos ni para las actuales ciencias y filosofías, existe ni tal razón ni tal explicación. Por el contrario, para los antiguos griegos y para las actuales ciencias y filosofías, Eros, Amor, Espíritu, son fuerzas y manifestaciones de la carne, su aliento vital.
Pero, además, las confusiones se hacen peores cuando los traductores e interpretes de los textos griegos, traducen e interpretan como si fueran iguales los significados y sentidos para Eros y Amor, cuando el mismo Platón, tanto en Fedro como en Banquete, establece muy clara y ampliamente lo que para él y para su Sócrates son Eros y Amor, así como Carne y Espíritu: para él son el “furor divino” del que habla en Fedro (254 a) y en Ión (533 e-f). Aun más, también él establece un propio significado y sentido para aquella unión espiritual que se sucede entre amantes o amigos y la llama Ágape.
O para decirlo con imágenes:
Eros es magma volcánico y el Amor es agua tibia. El uno emerge violentamente de lo más profundo para destruir la vieja vida y engendrar una nueva. El otro, es apenas un caldo cálido en el cual la vida se solaza. Tan necesarios el uno como el otro.
Ese es el misterio de los Misterios Eleusinos: la “experiencia y el conocimiento” que proporcionan al “iniciado” la visión de la unión de Dionisios y Ariadna (La Gran Diosa Madre, la que para los griegos son Deméter y Perséfone-Kore): muerte y renacimiento de la vida y de la materia:
“Dichoso el que entra bajo la tierra, después de haber visto estas cosas; / conoce el fin de la vida, / y conoce su principio, el que le dio Zeus” (Píndaro. fr. 137).”
Autor: Iván Rodrigo García Palacios.
Extractos tomados de Carta eleusina No. 13
Psicóloga Alejandra Quintero R. – eldivanrojo@gmail.com