El erotismo en Juan Fernando Ospina: La doble moral
Juan Fernando Ospina es un fotógrafo de la ciudad que se ha caracterizado por sus fotografías llenas de reflexión, crítica y transgresión (por cierto, apoyo la transgresión en el sentido de Bataille).
Esta fotografía hizo parte de una carátula de la revista El Ocio, medio impreso que circuló en Colombia y que se caracterizaba por sus artículos afilados intelectualmente.
La imagen es una representación clara de la axiología que distingue nuestra sociedad actual, la cual, tras un manto de dignidad y la procura del mantenimiento de las buenas costumbres, ha encubierto y maquillado el mal accionar o los comportamientos meramente humanos. Ser humano demasiado humano, está mal visto por esta sociedad, que no es más, que nosotros mismos.
En el plano de la sexualidad, la doble moral no ha hecho más que generar represiones, prejuicios y tabúes que han minado la vivencia sana de la sexualidad.
Por lo tanto, la invitación es a derribar la doble moral que patologiza las relaciones entre seres humanos y a que identifiquemos y practiquemos, así sea individualmente, una escala axiológica o de valores auténticos a través de los cuales orientemos nuestra vida. Unos valores únicos que nos identifiquen moral y éticamente en un accionar congruente, no circunstancial o falso, como lo hace, la doble moral.
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Psicóloga Alejandra Quintero R.
Hola Aleja,
Muy encomiables propósitos, pero bastante difíciles de cumplir, en la medida que nuestra sociedad está muy influenciada por la mentalidad religiosa, la tradición y “Las Buenas Costumbres”.
Por lo menos te abono que la campaña va orientada al cambio de conciencia individual, que es de alguna manera por donde comienza todo proceso de transformación social.
En la medida que logremos paulatinamente liberarnos del estigma de pensar que el libre ejercicio de la sexualidad no tiene que se considerado como algo antinatural y al contrario es algo completamente humano y desprovisto de todo elemento que pueda considerarse “pecaminoso”, estaremos mas preparados para aceptar las diferentes opciones y no clasificar entre lo “correcto” y lo “incorrecto”, las diferentes manifestaciones de la sexualidad humana.
Es al menos lo que yo pienso desde la otra orilla del arco iris.
Saludos,