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Ética sexual – Extracto de Federico Nietzsche


“Artículo cuarto: La predicación de la castidad es una incitación pública a la contranaturaleza. Todo desprecio de la vida sexual, toda impurificación de la misma con el concepto de <impuro> es el auténtico pecado contra el espíritu santo de la vida”

Federico Nietzsche – El Anticristo

Tomado de El Anticristo, Friedrich Nietzsche. Madrid: Alianza editorial. 2007. Pag 124.
Traductor: Andrés Sánchez Pascual

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Psicóloga Alejandra Quintero R – eldivanrojo@gmail.com

Primera propuesta de campaña publicitaria del PIE (Partido de la Izquierda Erótica) – Extracto de Gioconda Belli.

Gioconda Belli, autora de El país de las mujeres.

“ESTRATEGIA GENERAL: Lo que la campana del PIE pretende es utilizar a su favor aquellos estigmas que han colocado a la mujer al margen de la vida política, con el objetivo de producir un cambio de paradigma que ponga fin a los desgastados esquemas machistas de dominación.
CAMPAÑA: Lanzamiento del partido
OBJETIVO POLÍTICO: Afiliaciones
OBJETIVO DE COMUNICACIÓN: Dar a conocer el partido
TARGET: Mujeres amas de casa
ESTRATEGIA: Campaña de mercadeo directo dentro de diferentes productos de uso exclusivo femenino

Volanteo

1. En las instrucciones de las cajas de Dorival
Quitate ya los dolores de cabeza
Da el primer paso. Unite al PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

2. Adentro de los pañales
El país está más cagado que tu hijo
Da el primer paso, venite con el PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

3. En las instrucciones de los Evatest
Sea cual sea tu resultado, necesitamos cambiar el mundo para los que vienen
Da el primer paso, venite con el PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

4. Adentro del jabón en polvo
Si nosotras no limpiamos la corrupción, ¿quién lo va a hacer?
Da el primer paso, venite con el PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

5. En el paquete de toallas femeninas (Acá van dos enfoques)
a. Los hombres sangran en las guerras. Nosotras sangramos todos los meses para la vida. b. Las hormonas adelante.
Da el primer paso, venite con el PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

Señalética

1. Rótulo detrás de la puerta del baño de mujeres
Lo único que los hombres hacen bien de pie es orinar.
Da el primer paso, venite con el PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

2. Rótulo en los espejos de los vestidos de tiendas de ropa femenina
Si, tus ideas lucen preciosas
Da el primer paso, venite con el PIE, Partido de la Izquierda Erótica.

Activaciones

1. Organizar falsas demostraciones de Tupperware para dar la información sobre el partico y que se la lleven adentro de los tuppers.
2. Organizar falsos té de canastilla como excusa para redactar los programas de gobierno.

Acciones políticas

OBJETIVO POLÍTICO: Lograr un cambio de paradigma.
OBJETIVO DE COMUNICACIÓN: Demostrar el cambio.
TARGET: Hombres / mujeres
ESTRATEGIA: Acciones políticas para despertar el interés de la prensa y ser noticia

1. El tamponazo
Convertir el tampón en un símbolo, un arma de defensa con la que se podría generar una especie de “Intifada” contra los abusos de los políticos.

2. Las panzas de la patria
Hacer cordones de embarazadas alrededor de instituciones públicas tomadas por la impunidad, como por ejemplo el Consejo Supremo Electoral, la Corte de Justicia, etc. Convocar a la prensa internacional.

3. Gira de los pies pintados
Caminatas en los barrios para dar a conocer el partido. Llegan a las casas y le pintan las uñas del pie a las mujeres.

4. Activación de mujeres acostadas en las plazas con las piernas abiertas o de rodillas en cuatro
Se me ocurre que en las plazas públicas Viviana Sansón dé un discurso que podría ser algo así: “Las mujeres queremos un cambio de posición. No venimos al mundo sólo para traer hijos o para tener sexo o limpiar el piso. Mujeres, pongámonos de pie, hay mucho camino por recorrer, y necesitamos empezar a limpiar la historia que nuestros líderes han manchado una y otra vez…”.

Campaña “sucia”

OBJETIVO POLÍTICO: Lograr el voto masculino
OBJETIVO DE COMUNICACIÓN: Convencer a los hombres
TARGET: Hombres.
ESTRATEGIA: Intervenir los espacios masculinos latinoamericanos de la manera objetual con la que se ha cosificado a la mujer en la publicidad. 1. Utilizar el cuerpo de la mujer como estrategia de persuasión. 2. Utilizar el amor, el cariño y el deseo para convencer.

¿Por qué es necesaria la campaña “sucia”?

No nos dan el control remoto, menos que menos nos van a dejar controlar el país. Necesitamos ser más estratégicas que ellos. Nuestro problema eterno ha sido el exceso de inteligencia emocional. Por eso la única forma de abrirnos lugar en el terreno político es –como en el judo- utilizar su misma fuerza para derribarlos. Hacer que los mecanismos de dominación se les vuelvan en contra.

Racional creativo

a. Durante el partido, el hombre no piensa. En la cama el hombre no piensa. Cuando maneja, el hombre no piensa. Está comprobado que el hombre no puede pensar en más de una sola cosa a la vez. Entonces hay que aprovechar sus espacios de “concentración” para “convencerlos” del cambio que puede lograr a la par de una mujer.
b. La publicidad ha utilizado a la mujer por décadas para persuadir y vender productos. Quizás sería válido que lo haga el PIE para comunicar sus mensajes. Históricamente los hombres siempre se han fijado en las tetas y el culo de una mujer, no en sus ideas. Los hombres le tienen miedo a las mujeres inteligentes, quieren sentirse protegidos y cuidados, no amenazados ni cuestionados.

Actividades

• Quitar las pilas en todos los controles remotos para forzar a ver un solo canal y que vean el spot de nuestra candidata dando su primer discurso en topless.

• Durante los programas de fútbol, que una mujer con vos muy sensual relate el partido como si estuviera sumamente excitada. Y que el “¡Gooooooool!” lo grite como en un orgasmo.

• Guerrilla: una cuadrilla de mujeres plantan esténciles con la forma de un beso sobre los afiches de vía pública sobre la cara de los otros candidatos a la presidencia, y si está de pie, sobre la pinga.

• En la ruta poner a mujeres guapas con la llanta estallada pidiendo auxilio.
Objetivo: hacer sentir útil al hombre. Luego darle un beso y una invitación a la sede del partido.

Algunas ideas para un posible gobierno del PIE

1. Eliminar el ejército. Reemplazarlos por “el ejército de la vida”
Formar un ejército de mujeres uniformadas de camuflaje rojo (para ser bien vistas) que se ocupan de que los jóvenes (preadolescentes) no caigan en drogas o en maras, de la educación sexual.

2. Estatuas
La mayoría de las estatuas son de hombres (conquistadores, libertadores, héroes de la guerra), pero casi no hay estatuas que glorifiquen la vida. Desarrollar estatuas del alumbramiento, sobre dar de mamar, sobre un niño dando sus primeros pasos, sobre una mujer campesina cargada de hijos.

Atentamente,
Carla Pravisani”

BELLI, Gioconda. El país de las mujeres. Editorial Norma, 2010.280 p.

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Manifiesto del Partido de la Izquierda Erótica (PIE)
Tarjeta de año nuevo del PIE (Partido de la Izquierda Erótica). Gioconda Belli.


Psicóloga Alejandra Quintero R.

Manifiesto del Partido de la Izquierda Erótica (PIE) – Extracto de Gioconda Belli.

Gioconda Belli, autora de El país de las mujeres.

“(Este manifiesto fue el primero que publicó el PIE.)

1. Somos un grupo de mujeres preocupadas por el estado de ruina y desorden de nuestro país. Desde que esta nación se fundó, los hombres han gobernado con mínima participación de las mujeres, de allí que nos atrevamos a afirmar que es la gestión de ellos la que ha sido un fracaso. De todo nos han recetado nuestros ilustres ciudadanos: guerras, revoluciones, elecciones limpias, elecciones sucias, democracia directa, democracia electorera, populismo, casifascismo, dictadura, dictablanda. Hemos sufrido hombres que hablaban bien y otros que hablaban mal; gordos, flacos, viejos y jóvenes, hombres simpáticos y hombres feos, hombres de clase humilde y de clase rica, tecnócratas, doctores, abogados, empresarios, banqueros, intelectuales. Ninguno de ellos ha podido encontrarle el modo a las cosas y nosotras, las mujeres, ya estamos cansadas de pagar los platos rotos de tanto gobierno inepto, corrupto, manipulador, barato, caro, usurpador de funciones, irrespetuoso de la constitución. De todos los hombres que hemos tenido no se hace uno. Por eso nosotras hemos decidido que es hora que las mujeres digamos: SE ACABÓ.

2. De todas es conocido que las mujeres somos duchas en el arte de limpiar y manejar los asuntos domésticos. Nuestra habilidad es la negociación, la convivencia y el cuido de las personas y las cosas. Sabemos más de la vida cotidiana que muchos de nuestros gobernantes que ni se acercan a un mercado; sabemos lo que está mal en el campo y lo que está mal en la ciudad, conocemos las intimidades de quienes se las dan de santos, sabemos de qué arcilla están hechos los varones porque de nosotras salieron aun los peores, esos que la gente libra de culpa cuando los llama hijos de mala madre.

3. Por todo lo anterior, hemos considerado que para salvar este país las mujeres tenemos que actuar y poner orden a esta casa destartalada y sucia que es nuestra patria, tan patria nuestra como de cualquiera de esos que mal han sabido llevar los pantalones y que la han entregado, deshonrado, vendido, empeñado y repartido como se repartieron los ladrones las vestiduras de Jesucristo (q.e.p.d.)

4. Por eso lanzamos este manifiesto para hacer del conocimiento de las mujeres y hombres que pueden ya dejar de esperar al hombre honrado y aportar ahora por las mujeres del PIE (Partido de la Izquierda Erótica). Nosotras somos de izquierda porque creemos que una izquierda a la mandíbula es la que hay que darle a la pobreza, corrupción y desastres de este país. Somos eróticas porque Eros quiere decir vida, que es lo más importante que tenemos y porque las mujeres no sólo hemos estado encargadas de darla, sino también de conservarla y cuidarla; somos el PIE porque no nos sostiene nada más que el deseo de caminar hacia adelante, de hacer camino al andar y de avanzar con quienes nos sigan.

5. Prometemos limpiar este país, barrerlo, lampacearlo, sacudirlo y lavarle el lodo hasta que brille en todo su esplendor. Prometemos dejarlo reluciente y oloroso a ropa planchada.

6. Declaramos que nuestra ideología es el “felicismo”: tratar de que todos seamos felices, que vivamos dignamente, con irrestricta libertad para desarrollar todo nuestro potencial humano y creador y sin que el Estado nos restrinja nuestro derecho a pensar, decir y criticar lo que nos parezca.

7. Prometemos que, en breve, publicaremos nuestro programa explicando cuanto nos proponemos. Invitamos a todas las mujeres a apoyarnos y a sumarse a nosotras. A los hombres los invitamos a pensar y recordar, quién lo crió y a meditar sino les habría convenido más tener una madre que la ristra de padres de la patria que tras todos estos años nunca les cumplieron. Únanse al PIE y no sigan metiendo la pata.

BELLI, Gioconda. El país de las mujeres. Editorial Norma, 2010.280 p.

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Tarjeta de año nuevo del PIE (Partido de la Izquierda Erótica). Gioconda Belli.

Psicóloga Alejandra Quintero R.

Acerca del BDSM – Extracto de Olga Viñuales y Fernando Sáez Jiménez

BDSM, Introducción a las técnicas y su significado
Autor: Jay Wiseman
Traductor: Bartomeu Domènech
Prólogo a cargo de: Olga Viñuales y Fernando Sáez

ISBN 10: 84-7290-264-1
ISBN 13: 978-84-7290-264-0
14 x 22
Rústica
544 págs.
Edición: 2004

Ayer empecé a leer un libro llamado: BDSM, Introducción a las técnicas y su significado de Jay Wiseman y no puedo dejar de compartirles el prólogo tan acertado que este contiene. Sus prologuistas son nada más y nada menos que la conocida Olga Viñuales y Fernando Sáez Jiménez quienes de manera sucinta y precisa introducen el libro.

Si Usted desea conocer más sobre erotismo, no deberá dejar de leer esto que sigue a continuación.

“Si se echa un vistazo retrospectivo a la consideración de que han gozado el placer sensible y el erotismo en la cultura occidental desde los tiempos de la Grecia clásica, se puede afirmar que, en líneas generales y salvo excepciones, han sido vistos siempre como ámbitos problemáticos de la vida humana. A lo largo de los siglos se ha constituido en una fuente de tensiones continua entre el énfasis normativo institucional, por un lado, y la inagotable fuerza telúrica del deseo en su exigencia de ser satisfecho, por otro. El placer sensual, constreñido por la restrictiva moral judeocristiana a los estrechos canales de la reproducción, ha sido evaluado como una seria amenaza para el orden natural o divino del cosmos. Esta lectura de la sexualidad ha sido realizada de forma reiterada, de modo explícito o implícito, por los estamentos e instituciones que se han arrogado la función del mantenimiento de la decencia, la rectitud y el adecuado proceder de las actividades humanas. El resultado ha sido la producción de un corpus de conocimientos teóricos consagrado a demonizar cualquier actividad erótica que no estuviese orientada al coito heterosexual en el marco del matrimonio y con una finalidad estrictamente reproductiva.

La pérdida de peso de la religión como referente ideológico sancionador de la conducta y la vida sexual, especialmente acusada en Occidente desde la Ilustración, no variaría mucho las cosas. La ciencia, y en concreto la medicina y la psicología, cogió el relevo como instancia privilegiada encargada de definir qué actividades amatorias, y en virtud de qué motivos, pueden considerarse sanas y permisibles. Eso lleva, por defecto, a la especificación de qué prácticas e inclinaciones deben calificarse como patológicas, y ser confinadas, en consecuencia, al diván y al oscuro armario donde mora toda perversión sexual. En este ámbito, el papel de la psiquiatría ha sido primordial, ya que ha generado un conjunto de conocimientos y paradigmas acerca de la sexualidad en la medida en que ha intentado explicar y tratar de forma sistemática prácticas y tendencias sexuales, atribuyéndoles una significación precisa en un marco de referencia conceptual propio. No obstante, es necesario cuestionar el estatus epistemológico de este modo de conocer, es decir, su adecuación a los paradigmas científicos admitidos. Es reconocido que toda ciencia emerge y se halla inmersa en un marco social e ideológico definido y que, por tanto, la influencia del contexto sociocultural lastra de alguna manera los axiomas y resultados de la indagación científica. Valores y prejuicios, consciente o inconscientemente sostenidos, condicionan presupuestos y desarrollos teóricos y empíricos. Ahora bien, ningún tipo de saber puede reclamar el estatus de conocimiento científico si no se somete a la prueba de la adecuación a la realidad sobre la cual se erige. En este sentido, la ciencia médica ha adoptado tradicionalmente un enfoque que privilegia los juicios de valor sobre la realidad que pretende conocer. Al dictaminar acerca de la condición patológica o desviada de tal o cual conducta sexual, sanciona positivamente un modelo hegemónico que es considerado, no como aquel que prevalece en términos de frecuencia o apoyo institucional, sino como el modelo de sexualidad natural, sano, o maduro. Las distintas disciplinas médicas que se han dedicado a explorar la sexualidad humana suelen adolecer, de acuerdo con estas premisas teóricas e interpretativas, de una perspectiva proyectiva, cerrada en sí misma. Su discurso tiende a reflejar convicciones y premisas que no son sometidas a revisión, mediante una lectura sesgada y acrítica de la realidad que analiza. Se trata de un posicionamiento que no realiza el menor esfuerzo por adentrarse en el universo de significados que es propio del objeto de estudio. El resultado es que se niega la posibilidad misma de reconocer, tras determinadas conductas o preferencias, un modo creativo de concebir la sexualidad, capaz de generar por sí mismo una serie de valores, símbolos, imágenes y marcos interpretativos propios.

Un ejemplo paradigmático de esta actitud es el del eminente sexólogo Richard Von Krafft-Ebing. En su Psicopathia exualis (1886) elabora un amplio catálogo de perversiones sexuales —que incluye desde la homosexualidad al bestialismo— haciendo referencia explícita al sadismo y el masoquismo. Ambas categorías se emplean para referirse, respectivamente, a las perversiones asociadas a la obtención de placer erótico a través de infringir o experimentar dolor y humillaciones diversas. El psicoanálisis vinculará ambas parafilias en un par relacionado con la fase anal del desarrollo de la libido, una fase que todo adulto debe superar para alcanzar su completo desarrollo. Estos casos convergen en su afán de prestigio y en su empeño cientificista por la recopilación de multitud de casos que demuestren el carácter psicopatológico o inmaduro de las fantasías y prácticas sadomasoquistas. Carecen de un conocimiento preciso y profundo de ese mundo, del que, sin embargo, ofrecen, una imagen estereotipada y alejada de la realidad, y al cual no dudan en someter a una evaluación y una sanción reprobatorias. De hecho, hasta el año 1996 la Asociación Americana de Psiquiatría no suprimiría el sadomasoquismo de la lista de enfermedades mentales.

Cualquier aproximación mínimamente rigurosa al universo BDSM —acrónimo de origen anglosajón que se empezó a utilizar en la década de 1990, y que incluye el bondage, la dominación, la disciplina, la sumisión y el sadomasoquismo— no puede obviar que éste no es sólo un conjunto de prácticas y actitudes más o menos ritualizadas erigidas en torno de la consecución del goce a través del dolor, la humillación, la inmovilización, o cualquiera de las prácticas que en este volumen se describen con tanto acierto y detalle. Al contrario, el BDSM incorpora también —y sobre todo— un corpus de conocimientos que incluye normas, formas de vida y de relación entre personas, valores, símbolos y significados en continua transformación, y que, al igual que todo fenómeno sociocultural, trascienden lo meramente individual y sirven de contexto significativo a las acciones sociales de los individuos. Este complejo de conocimientos constituye, más que una serie de prácticas y fantasías aberrantes o supuestas taras en el comportamiento individual susceptibles de ser tratadas por un terapeuta, una auténtica subcultura con instituciones y formas de organización propias. Se trata de una realidad social rica, compleja y elaborada, imbricada en un contexto sociocultural más amplio con el que está conectado en relación dialéctica. El BDSM es, por tanto, un fenómeno cultural en constante ebullición y con características propias y diferenciadas que le otorgan un valor intrínseco excepcional para cualquier investigador social.

Precisamente, éste ha sido el valor que le han reconocido las ciencias sociales, abiertas a reconocer en este conjunto de prácticas y saberes una verdadera ars erotica, una variante dentro del amplio abanico de la sexualidad humana. Este ars implica no sólo un perfecto conocimiento de determinadas habilidades técnicas, sino también una notable empatía con el placer ajeno en todos sus matices —es decir, una forma peculiar de relación social—. Por otro lado, en el ambiente BDSM prevalece, sobre todo, la conciencia de estar viviendo una sexualidad con características peculiares sobre la que es posible construir redes sociales y un discurso positivo: una identidad específica y distintiva que se aparta en muchas de sus facetas de otras maneras de experimentar el erotismo —un constructo identitario, dicho sea de paso, por lo que sabemos, exclusivo de Occidente—. De esta manera, la sociología y la antropología, siempre pendientes de captar el sentido de la acción social weberiana y preocupadas por analizar las dinámicas grupales y las transformaciones socioculturales, son las disciplinas que disponen de los instrumentos metodológicos y las técnicas de investigación más adecuados para el análisis de lo que en realidad ocurre. Sólo a través de su prisma es viable una aproximación cabal a las múltiples conexiones presentes entre los diferentes elementos que trenzan el universo BDSM. Un mismo gesto cambia de significado de acuerdo con el contexto en el que se inserta. El azote de un ama a su sumiso tiene mínima o nula relación con el golpe airado de una maltratadora a su pareja. Derramar cera caliente sobre una persona no es un acto regido por el azar: hay tipos de ceras, modos de verterlas, y tipos de pieles. Se trata de ejemplos de un saber práctico que, por muy complejo y extraño que pueda parecer a un observador externo, está indisolublemente conectado con un conocimiento y una idea del cuerpo, con una concepción particular del placer, de la fantasía y el juego, y con una organización más o menos pautada de las relaciones entre amo/a y sumiso/a. Es decir, las prácticas BDSM, en toda su riqueza de formas y matices, están en relación con las categorías que el sujeto protagonista de la acción pone en juego en el escenario de la acción propiamente dicha —perspectiva emic—, desligada de las cuales esas acciones no tienen ninguna razón de ser ni comprensión posible. Así, las diferencias entre el uso de la cera como elemento erótico o como método depilatorio, entre la sutil inmovilización del bondage y la privación de libertad dictada por la institución judicial, no residen en el acto en sí, sino en la intención, en su significado. Y sólo reconociendo esta dimensión significativa de toda acción, de todo utensilio, de todo fetiche, podemos aportar una perspectiva enriquecedora al conocimiento de la sexualidad y del comportamiento humano en general.

En 1969 el antropólogo Paul Gebhard publicó Fetichismo y sadomasoquismo, donde por primera vez se mostraba y analizaba la naturaleza simbólica de este tipo de conducta. Este trabajo tendría repercusión en trabajos posteriores como S and M’ Studies in Sadomasochism de Thomas Weinberg (1995). Otro tipo de estudios se centran más en analizar las relaciones y los contrastes del mundo BDSM con la cultura general, en la manera en que se insiere en ella como sexualidad disidente y en los principios en que ésta rompe con determinados roles de género, relaciones de poder y otros conceptos tenidos por universales e inamovibles por la cultura dominante. La obra de Jay Wiseman, un clásico desde su primera publicación en 1992, aparece como un referente esencial de cara a alcanzar ese entendimiento cabal y global del universo BDSM, tan preñado a menudo de estereotipos e imágenes distorsionadas. Ofrece una vía para comprenderlo tanto en su dimensión simbólica y evaluadora, como en su dimensión técnica y práctica. Desde esta perspectiva, el libro concuerda con la tradición etnográfica al enfatizar la importancia de la cultura material. Se vincula así con el énfasis que los trabajos de E. B. Tylor, W. Krickeberg, Malinowski, Evans-Pritchard, H. Shapiro y tantos otros investigadores han puesto en recoger y describir las producciones materiales y las técnicas y artesanías en las diferentes culturas, y en la relación que unas y otras mantienen con los universos significantes que las fundamentan. Asimismo, la afinidad alcanza a la importancia que la antropología tradicional ha concedido al informante como vehículo para obtener información. Este libro es además una obra de lectura fácil y amena, bien estructurada y que ofrece una visión comprehensiva y rigurosa —aunque no exhaustiva— desde dentro del universo BDSM; un trabajo excepcional que libera a futuros investigadores interesados en este campo de la sexualidad —entre los que nos encontramos— de un arduo y concienzudo trabajo descriptivo y de sistematización de conocimientos.

La editorial Bellaterra nos ofrece este libro a los lectores de habla hispana, en consonancia con su compromiso para una comprensión mayor de la sociedad contemporánea en la que vivimos. Se trata de una obra valiente, útil por su aproximación privilegiada a una realidad social habitualmente ignorada y distorsionada por motivos que van desde el temor y el desconocimiento hasta la mala fe de ciertos sectores sociales que se erigen en adalides de ciertos valores inamovibles y en gestores interesados del acceso a la información.

Conocer el BDSM es penetrar en un ámbito que no deja indiferente a quien se atreve a emprender semejante aventura. Es adentrarse en un ámbito que cuestiona muchas de las categorías fundamentales que tradicionalmente sirven de legitimación de gran parte de nuestras instituciones más rígidas y blindadas a la posibilidad de revisión y adecuación a la realidad social; es inquirir la validez de nuestros conceptos de placer, juego, rol, estatus, igualdad, respeto, consenso, fantasía, y otros muchos cuyas bases creemos sólidas y bien fundadas, y que, sin embargo, la simple lectura de este libro sirve, si no para derribar, sí para poner en entredicho. En definitiva, lo que este libro puede aportar al lector lego es una concepción de la sexualidad en la que parece lícito buscar el placer de la mejor manera que sepamos o creamos que podemos obtenerlo, siempre en los límites del respeto hacia el deseo y la voluntad de los otros, claro está; una concepción de la que es incluso legítimo discrepar, así como de las vías por las que otros transitan en busca de ese inefable placer que es el goce erótico. Es pertinente rechazar el BDSM por motivos estéticos, por temor o porque se disiente de los presupuestos y valores que lo configuran y que tal vez son contrapuestos a los que nuestra educación nos ha inculcado, y al sentir general. Lo que es del todo inaceptable —al menos desde la coherencia y la responsabilidad— es rechazarlo desde su desconocimiento. Ahora se trata de que, tal como nos recuerda el viejo Tylor desde su gabinete, esas habilidades hablen por sí mismas, dándonos pistas acerca de la extraña, rica y compleja naturaleza humana.”

Psicóloga Alejandra Quintero R.

Ética sexual – Extracto de Anita Phillips

“¿Por qué habría de permanecer el rico y variado paisaje de la conducta sexual como provincia del hombre, por qué hemos de retraernos ante la indagación de nuestros placeres heterogéneos, quedándonos en un hermético refugio de censura posvictoriana, sin movernos apenas de la postura del misionero?”
Anita Phillips

Tomado de Una defensa del masoquismo, Anita Phillips. Barcelona: Alba editorial. 1998. Pag 79


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Ética sexual – Extracto de Álvarez-Gayou.
Disfruta de tu vida sexual.

Psicóloga Alejandra Quintero R.

Ética sexual – Extracto de Álvarez-Gayou.

“En materia de comportamiento sexual (y en muchas otras), las personas pueden hacer lo que deseen siempre y cuando no dañen a terceros, y que los que participen, lo hagan voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias de sus actos”
Álvarez-Gayou.

Tomado de Sexoterapia integral, J.J. Alvarez-Gayou. México: Manual Moderno, 1986. pag 35

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Psicóloga Alejandra Quintero R.