Otra experiencia erótica en el Metro de Medellín
Ya veo que el Metro es más que un sistema de transporte integrado, allí se pueden vivir muchas experiencias eróticas por solo $1.300 pesos, las cuales quiero irles contando poco a poco.
En el día de hoy, después de salir de una tertulia terapéutica con unos colegas, me dirigí a la estación del Metro más cercana y por unos cuantos pesos, fui sometida a una experiencia erótica.
Me encontraba esperando el Metro de Medellín, mientras observaba al frente, unas vallas publicitarias con hombres irreales propietarios de un abdomen de chocolatina Jumbo Jet, con un six pack perfecto gracias al photoshop. Digamos que nos alimentaban el ojo como con cinco macroimágenes seguidas de una marca de ropa sólo para hombres.
En medio de las fantasías que se empiezan a construir alrededor de esos hombres, -que les juro, no dan ganas de comprar la ropa, sino de hacer otras cosas…- escucho un sonido que anuncia la llegada pronta de aquel artefacto tan esperado por mi. Volteo mi cabeza como un reflejo al nuevo sonido ambiental y percibo un gran trencito eléctrico con forma de falo que mide más de un metro (garantizado), atravesando mi mirada y chocando contra el aire que mueve atrevidamente mi cabello y roza mi piel.
Tomada de Deviant Art: metro by ~Gvolution
Al abrirse las puertas, se expele un olor a colombiano aglutinado muy mareador, producto del empaquetamiento en latas de sardinas que se vive en el Metro, por que el Metro es calidad de vida.
Tras abrirme paso en medio de la gente, rozando a todo el mundo (un froterista ya hubiera tenido un orgasmo), logro instalarme en un lugar propicio para seguir leyendo el Kamasutra, pero antes de abrir mi bolso, levanto mi cabeza como para respirar mejor y me encuentro frente a mi a Natalia París, la mujer colombiana que sin lugar a dudas a más de un hombre le ha sacado un polvito (auchhh, perdón). Los senos de Naty estaban en todo el vagón luciendo una ropa interior y vendiendo una imagen de belleza y sensualidad, un tanto prefabricada. ¿Cuántas mujeres no se frustrarán por no tener los senos tan paraditos y grandes como los tienen en París, perdón, como los tiene Natalia?. No sé si los hombres pensarán al ver esa publicidad, “le compraré a mi pareja ese sostén para que se parezca a Natalia París”. Puedo asegurar que piensan otra cosa.
Pero bueno, estaba allí, siendo “víctima” de los estímulos eróticos del Metro y leyendo el Kamasutra, generando otro estímulo erótico para las víctimas que me rodeaban.
Por eso, hay que seguir montando en el Metro de Medellín, por que el Metro de Medellín es calidad de vida.
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Mi experiencia erótica académica en el Metro de Medellín.