Todos somos perversos
Existen dentro de nuestras posibilidades de expresión sexual humana, ciertos comportamientos particulares que algunos llaman perversiones o aberraciones. La psicología ha evolucionado en ello y actualmente emplea el término: Expresiones comportamentales de la sexualidad, el cual designa a las mal llamadas perversiones sexuales.
No piense que este tema es exclusividad de “pervertidos” y que Usted no tiene porque estarlo leyendo. Aunque no lo crea, Usted también tiene expresiones comportamentales de su sexualidad que de pronto no imagina o no ha descubierto todavía.
Todos los seres humanos que vivimos en este planeta, o sea, su mamá, su papá, el alcalde, el sacerdote, el vecino, su hijo, Usted y yo, tenemos algo de fetichismo, necrofilia, voyerismo, sadomasoquismo, entre otros, todo depende del nivel en que nos hallemos. En este sentido, la sexología emplea 7 niveles en donde 1 y 2 son las expresiones que no implican comportamientos eróticos, ni la consecución del placer sexual, mientras que las personas que se hallan en nivel 7 sólo obtienen satisfacción sexual y logran el orgasmo únicamente mediante esa expresión comportamental.
Esto significa que si su pareja emplea técnicas de amarramiento como parte de un juego erótico, no significa que sea “técnicamente” un Bondage. Pero si sucede que su pareja solamente puede tener orgasmos cuando Usted se encuentre amarrado, lo más probable es que estemos frente a una persona Bondage.
Son fetichistas (obviamente en un bajo nivel) aquellos que son coleccionistas y adoran sus objetos. Son exhibicionistas aquellas mujeres que visten con escotes y minifaldas. Son necrofílicos los mexicanos que adoran a los muertos. Son masoquistas aquellos que les gusta estar en relaciones tormentosas. Podríamos enumerar muchos casos de este estilo, sin embargo, la pregunta es: ¿cuál es tu “perversión”?
Es muy triste ver y escuchar a las personas, que por la satanización de comportamientos sexuales diferentes a los tradicionales, mojigatos y “misioneros”, impiden, castigan y huyen de sí mismos o de su pareja, pues creen que están cometiendo algún pecado o están algo desajustados mentalmente.
Ten siempre presente esto: “en materia de comportamiento sexual las personas pueden hacer lo que deseen siempre y cuando no dañen a terceros, y que los que participen lo hagan voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias de sus actos”
Ahora, en el campo real, en la vida práctica, imaginemos y sintamos. ¿Qué pasaría si tu pareja te propusiera amarrarte a la cama por unos momentos? ¿Si quisiera darte unas nalgadas? ¿Si quisiera ser dominado? ¿Si quisiera orinarte? ¿Si quisiera…?
Como trato de resaltar en mis artículos, la clave está en la comunicación, la cual parte de la escucha. Ante este tipo de propuestas debemos escuchar claramente lo que el otro desea y conocer los alcances que ello implica. En este paso que parece tan sencillo, muchos fallan, ponen resistencia, reaccionan, se afectan emocionalmente, no dejan hablar, lanzan juicios de valor y degradan al otro.
Una vez le hayamos brindado al otro su espacio de expresión nos toca decidir, si aceptar o no su propuesta. ¿Cómo decidir en estos casos? Sin estar bajo presión:
– Piense en su forma de ser, en su personalidad, en sus valores personales, en su historial sexual, en las cosas que podría estar dispuesto a hacer.
– Recuerde que Usted puede limitar, ampliar o cambiar el alcance de la propuesta.
– Proyéctese en la situación y piense de qué forma se sentiría.
– Piense en qué cambiaría la forma en que Usted se relaciona con su pareja.
– Y al final, concluya lo siguiente: ¿Cómo me sentiría? ¿Qué ventajas tiene? y ¿Qué perdería o cuáles son sus desventajas?
– Y no olvide algo: el hecho de no participar en estos tipos de propuestas no hacen que Usted sea aburridor o mal amante.
Siempre he considerado la Biblia como un libro de mucha sabiduría, por ello, retomo una frase que posiblemente en su tiempo no estaba pensada para estas aplicaciones y alcances, pero en este momento es válida y constituye mi consejo: “Descubrirlo todo y quedaros con lo bueno” San Pablo.