Hay un dolor que no se puede explicar. Es ese nudo en el pecho, ese sobresalto al menor ruido, esa distancia secreta con la vida. Es el eco del trauma. Y en El Diván Rojo sabemos que sanar no siempre es cuestión de hablar, sino de habitar de nuevo el cuerpo. Aquí entra el Yoga Sensible al Trauma.
El Yoga Sensible al Trauma (TSY) es una práctica terapéutica especialmente pensada para acompañar a personas que han atravesado experiencias abrumadoras: abuso, violencia, pérdidas profundas, negligencia, desastres, accidentes o cualquier evento que haya desbordado la capacidad natural del sistema nervioso para autorregularse.
Esta modalidad de yoga nace en la intersección entre la teoría del trauma, la teoría del apego, los avances en neurociencia y la tradición del Hatha yoga. Su enfoque está anclado en el trabajo corporal y respiratorio, cuidadosamente adaptado para ofrecer una experiencia segura y empoderadora.
Inspirado en los principios esenciales del hatha yoga, el TSY propone secuencias suaves de movimientos y posturas físicas. Sin embargo, estas formas han sido modificadas específicamente para fortalecer la conexión con el cuerpo, promover el sentido de agencia personal y reconstruir una relación respetuosa con uno mismo. Aquí, el cuerpo no es un campo de batalla, sino un territorio sagrado que se explora al ritmo de cada participante.
A diferencia de otras prácticas de yoga donde el foco puede estar en alcanzar ciertas posturas o en la estética del movimiento, el Yoga Sensible al Trauma dirige su atención hacia adentro. El objetivo no es “hacerlo bien”, sino sentir desde dentro lo que cada forma despierta, reconocer los propios límites y ejercer la elección consciente en cada momento. El rol del facilitador es sostener el espacio; la verdadera autoridad reside en la experiencia interna de quien practica.
En 2021, el Yoga Sensible al Trauma sumó nueva evidencia científica a su eficacia como tratamiento complementario en casos de trauma complejo y Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Un importante estudio realizado con mujeres veteranas afectadas por trauma sexual militar comparó esta práctica con la Terapia de Procesamiento Cognitivo (CPT), considerada el estándar de oro en psicoterapia para trauma. Los resultados fueron alentadores: quienes participaron en el programa de TCTSY mostraron mejoras más rápidas, mayor permanencia en el tratamiento y beneficios sostenidos en el tiempo, comparables o superiores a los de la terapia cognitiva.
El trauma fragmenta. Divide la mente del cuerpo. Lo vivido queda registrado en los tejidos, los músculos, el ritmo respiratorio, el sistema nervioso. La integración corporal es esencial para sanar esas memorias implícitas que no siempre alcanzan la palabra.
Por eso, el Yoga Sensible al Trauma trabaja desde el cuerpo hacia la mente, en lo que la ciencia llama un enfoque “bottom-up”, o de abajo hacia arriba.
El cuerpo guarda las huellas del trauma, pero también es el portal hacia la recuperación.
El Yoga Sensible al Trauma ofrece ese camino de regreso a casa, con compasión, respeto y libertad.
Qué es Trauma Sensitive Yoga (TCTSY)? explicado por sus cofundadores, Jenn Turner y Dave Emerson:
Superar el trauma con yoga. Bessel van der Kolk
David Emerson ha sido uno de los primeros en tender un puente firme entre el yoga y la sanación del trauma. En 2002, junto a sus colegas, desarrolló el enfoque de Trauma-Sensitive Yoga en el Centro de Trauma del Justice Resource Institute en Brookline, Massachusetts. Esta práctica fue diseñada para cultivar una mayor sensación de seguridad en personas traumatizadas a través de movimientos conscientes del cuerpo, que de otro modo podrían resultar abrumadores. Su metodología responde a la necesidad urgente de una práctica de yoga adaptada al trauma, capaz de reconocer y mitigar estímulos ambientales y fisiológicos potencialmente detonantes, sin perder los beneficios físicos y psicológicos del yoga tradicional. Su trabajo ha sido clave para que esta forma de yoga se extienda por el mundo como una herramienta de cuidado profundo.
Bessel van der Kolk, psiquiatra de renombre y autor del influyente El cuerpo lleva la cuenta, ha sido también un pionero fundamental. En su obra, revela cómo el trauma se graba en el cuerpo y cómo el yoga puede ayudar a liberar esa memoria somática. Su visión ha inspirado a terapeutas y guías de yoga a explorar esta vía de integración.
Jenn Turner es otra figura esencial en la historia del yoga sensible al trauma. Con una maestría en Asesoramiento en Salud Mental Clínica por la Universidad de Lesley, comenzó su carrera acompañando procesos de recuperación temprana de abuso de sustancias y trauma complejo. Su formación en yoga en el Kripalu Center for Wellness and Health se integró profundamente con su enfoque terapéutico, guiando a sus pacientes a incorporar todo su cuerpo y ser en el proceso de sanación. En 2007, se unió al Centro de Trauma, donde facilitó sesiones de yoga sensibles al trauma para personas sobrevivientes. Jenn desarrolló el protocolo del primer ensayo clínico controlado que evaluó el yoga como tratamiento adyuvante para el trauma complejo. En 2008, junto a David Emerson, co-creó el programa de formación en Trauma Center Trauma-Sensitive Yoga (TCTSY), que ha transformado la manera en que se enseña y se practica yoga con conciencia del trauma.
María Macaya es una de las principales voces en español en el campo del yoga sensible al trauma. Impulsada por su propia experiencia, lleva más de una década trabajando con trauma emocional. Se ha formado con figuras como Gabor Maté, Bessel van der Kolk, Peter Levine y Mario Salvador, y en neurociencia con la Universidad de King’s y Nazareth Castellanos. Es formadora en Yoga Sensible al Trauma, y fundadora de la Fundación Rādika (2018), desde donde lidera proyectos de sanación emocional. Cree firmemente que todos tenemos la capacidad de sanar, y que esta sensibilidad se puede integrar no solo en el yoga o la terapia, sino en todas nuestras interacciones cotidianas. Es autora del primer libro en castellano sobre el tema: Yoga Sensible al Trauma: Sanando desde el interior (2024), una guía hacia la autocompasión, la conexión y el empoderamiento personal.
Suzanne Manafort ha trabajado extensamente con veteranos y sobrevivientes de trauma. Cofundadora de Mindful Yoga Therapy, ha llevado esta práctica consciente a contextos militares, ayudando a reconstruir la conexión interna desde la compasión.
Una clase de Yoga Sensible al Trauma es un espacio de respeto radical y cuidado absoluto. No hay ajustes físicos, no hay exigencias, no hay correcciones
- Las prácticas son suaves y accesibles.
- Las indicaciones son invitaciones, no órdenes.
- Cada participante elige cuánto y cómo participar.
- Complies with accepted professional standards and practice.
- La respiración se acompaña con delicadeza, sin imponer ritmos.
- Se fomenta la interocepción: la capacidad de sentir desde adentro, de registrar las señales internas sin juicio.
Este trabajo con la interocepción ha mostrado ser clave en la reducción de síntomas de ansiedad, hipervigilancia, disociación y desregulación emocional (Neukirch et al., 2018; Nicotera & Connolly, 2020; Nguyen-Feng et al., 2019
La interocepción es la capacidad del sistema nervioso para percibir, interpretar, integrar y regular las señales que provienen del interior del cuerpo—como el ritmo cardíaco, la respiración o las sensaciones viscerales. Es un proceso fundamental para nuestra experiencia emocional, la autorregulación y el sentido del yo.
En el contexto del Yoga Sensible al Trauma (YST), la interocepción es el eje transformador. Cuando una persona ha vivido trauma, su relación con el cuerpo suele estar marcada por la desconexión o la hipervigilancia. El cuerpo puede sentirse como un territorio hostil o simplemente como un lugar al que es peligroso volver.
El YST promueve un espacio donde las personas pueden reaprender a sentir su cuerpo con seguridad. La práctica interoceptiva—como notar el pulso, el ritmo de la respiración, o la temperatura corporal—es una forma de recuperar agencia: de decidir cuándo y cómo prestar atención a las sensaciones internas, sin juicio ni presión.
Estudios han demostrado que incrementar la conciencia interoceptiva a través del yoga reduce síntomas de PTSD, ansiedad y depresión. Es decir, no se trata solo de moverse, sino de sentir desde dentro. Y en ese "desde dentro", reconstruir un hogar más seguro.
Interoceptar en trauma no es sencillo: implica encontrar una pausa en medio del caos interno. Pero el yoga sensible, cuando está bien guiado, es una puerta amorosa hacia ese reencuentro con uno mismo. Porque sanar es volver a habitarse. Y eso empieza por sentir.
Mientras las terapias tradicionales abordan los aspectos narrativos del trauma, el Yoga Sensible al Trauma aborda el cuerpo, ese territorio donde el trauma muchas veces permanece congelado.
Los estudios muestran que:
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- Mejora la regulación emocional y la tolerancia a las sensaciones físicas.
- Disminuye los síntomas de estrés postraumático, ansiedad y depresión (Price et al., 2017; y Nolan, 2016)
- Ayuda a reconectar con una sensación de agencia: la capacidad de elegir y sentir control.
- Favorece el descanso del sistema nervioso, interrumpiendo los ciclos de hiperactivación y colapso (West et al., 2016; Justice et al., 2018)
El Yoga Sensible al Trauma es un refugio corporal para quienes han vivido experiencias que dejaron marcas profundas.
Porque el cuerpo, que fue escenario del dolor, también puede ser el lugar donde se enciende la posibilidad de sanar.
No se trata de imponerse un proceso de “superación”. Se trata de ofrecer un espacio delicado, pausado, donde la presencia, el arraigo y la confianza puedan empezar a reconstruirse, a su propio ritmo.
Porque a veces, sanar comienza simplemente por sentir el peso de los pies tocando el suelo.
Está especialmente indicado para quienes:
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- Han vivido abuso emocional, físico o sexual.
- Cargan con traumas de infancia o vínculos de apego quebrados.
- Han atravesado violencia de pareja, sexual o política.
- Han sido desplazadas, migradas forzosamente o sobrevivieron a conflictos sociales.
- Han enfrentado pérdidas súbitas, duelos o accidentes
- Conviven con síntomas como TEPT, ansiedad, insomnio, desregulación emocional o hipervigilancia
- Se sienten desconectadas o en conflicto con su propio cuerpo.
Y están buscando:
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- Volver a habitar el cuerpo con seguridad.
- Un espacio de acompañamiento compasivo, sin exigencias.
- Aprender a escuchar las señales internas sin miedo.
- Recuperar la capacidad de elegir, sentir y decidir desde sí mismas.
- No necesitas experiencia previa en yoga.No importa la edad, la historia ni la forma del cuerpo. Aquí, cada cuerpo es bienvenido, y cada historia es respetada.
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Quienes integran el Yoga Sensible al Trauma (YST) en su proceso terapéutico describen cambios profundos en dimensiones clave para la sanación. No se trata solo de moverse; se trata de sentir, de volver a habitarse con cuidado.
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- Interocepción:
El trauma interrumpe la conexión con las sensaciones internas. Muchas personas dejan de registrar señales básicas como hambre, tensión o necesidad de descanso. YST cultiva la capacidad de volver a sentir desde adentro—con amabilidad y sin juicio—esa pregunta olvidada por el trauma: “¿Cómo me siento ahora mismo?” Estudios muestran que la interocepción mejora significativamente con la práctica sostenida de yoga sensible, facilitando la percepción de señales como la respiración o el ritmo cardíaco. Y ese simple acto de notar, puede ser el inicio de una reconexión profunda.
- Interocepción:
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- Autorregulación emocional y fisiológica:
El trauma nos puede dejar atrapados en un sistema nervioso en alerta constante o, por el contrario, en un estado de congelamiento. A través del YST, se refuerza la capacidad de notar esas respuestas automáticas sin ser arrastradas por ellas. La respiración, las pausas y el ritmo lento invitan al sistema nervioso a recordar cómo es sentirse seguro. Estudios reportan mejoras en síntomas de ansiedad, depresión, hipervigilancia e insomnio, así como un aumento en la variabilidad cardíaca, un marcador de resiliencia fisiológica.
- Autorregulación emocional y fisiológica:
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- Agencia y toma de decisiones activas
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El yoga sensible no dirige ni impone: propone. Cada persona decide qué movimientos hacer, cuándo detenerse o cómo explorar una postura. Esta estructura basada en elecciones refuerza el sentido de agencia y la capacidad de decir “sí” o “no” desde el cuerpo, fortaleciendo la autonomía. Volver a elegir no es solo una habilidad: es un acto de dignidad restaurada. Investigaciones sugieren que este enfoque centrado en la elección favorece la recuperación del sentido de control, particularmente en quienes han vivido traumas relacionales o de larga data. -
- Agencia y toma de decisiones activas
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No.
El Yoga Sensible al Trauma está diseñado para personas con o sin experiencia previa. No es necesario tener flexibilidad, fuerza ni conocimientos de yoga. Aquí, el foco no está en la postura, sino en la experiencia interna de cada persona.
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¿Qué tipo de ropa necesito llevar?
Ropa cómoda que te permita moverte con facilidad. No es necesario ningún atuendo especial. Puedes traer una manta o algo que te ayude a sentirte segura/o y acogida/o durante la práctica.
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¿Qué sucede si me siento incómoda/o durante la práctica?
Es completamente válido. Parte del trabajo es aprender a escuchar al cuerpo y elegir qué es lo que necesitas en cada momento. Puedes detenerte, hacer una variante, descansar o simplemente observar sin hacer nada.
Aquí siempre tendrás permiso de elegir.
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¿Es una terapia psicológica?
No es una terapia psicológica, pero sí es un complemento terapéutico con base científica. Es la primera intervención clínica validada empíricamente basada en yoga para traumas complejos o trastorno de estrés postraumático crónico, resistente al tratamiento (TEPT).
Puede acompañar tu proceso psicoterapéutico, y muchos profesionales de la salud mental lo recomiendan como parte de un abordaje integral. Si ya estás en terapia, puedes comentarlo con tu terapeuta. Es una estrategia ideal para acompañar a pacientes en procesos de sanación, personas que han bloqueado las sensaciones en su cuerpo o con desregulación emocional.
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¿Habrá contacto físico o ajustes de las posturas?
No.
El Yoga Sensible al Trauma no utiliza contacto físico en ningún momento. Las instrucciones son invitaciones, y cada persona decide si desea probarlas o no. No hay correcciones físicas ni exigencias.
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¿Qué sucede si tengo flashbacks o reacciones emocionales durante la sesión?
Es posible que surjan emociones o recuerdos; el trauma suele estar almacenado también en el cuerpo. Si esto sucede, tendrás un espacio seguro y contenedor, y podrás detenerte o recibir acompañamiento si lo necesitas. La instructora está formada para sostener estas experiencias de manera cuidadosa y respetuosa. Dependiendo de la situación, la persona que practique Yoga Sensible al Trauma en El Diván Rojo, podrá recibir apoyo terapéutico en caso de que esto llegue a suceder.
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¿En qué se diferencia del yoga tradicional?
No hay posturas complejas.
No hay objetivos físicos.
No se trabaja desde la exigencia ni desde el rendimiento.
Se cultiva la seguridad, el autocuidado y la toma de decisiones en cada momento.
El Yoga Sensible al Trauma pone en el centro la experiencia interna de cada persona, no la forma externa de la práctica.
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¿Es para mí?
Si has vivido experiencias difíciles, traumáticas o desbordantes y sientes que tu cuerpo carga con secuelas (insomnio, ansiedad, desconexión corporal, hipervigilancia, angustia crónica), esta práctica puede ser un camino amable y respetuoso para ir recuperando tu seguridad interna.
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Las siguientes sesiones están pensadas para personas que adelantan o no procesos terapéuticos y les es indicada una práctica somática consciente o tienen deseo de explorar con curiosidad el Yoga Sensible al Trauma:
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- Sesiones individuales personalizadas online de 8 a 16 sesiones con una duración de 60 min en cada sesión.
- Sesiones grupales
Milena Morales Gallego
Profesora de Yoga Sensible al Trauma (TCTSY) | Antropóloga | Psicóloga Social en formación
Milena es una de esas presencias que no necesitan alzar la voz para transformar un espacio. Su camino profesional —profundo, interdisciplinar y comprometido— nace del deseo genuino de acompañar procesos humanos en contextos de dolor, cambio y búsqueda.
Antropóloga de la Universidad de Antioquia y técnica en Atención Prehospitalaria, actualmente cursa la Maestría en Psicología Social en la Universidad de Manizales, con una investigación enfocada en la restauración del trauma intergeneracional. Su vocación por lo humano la ha llevado a transitar múltiples territorios: desde zonas rurales del Bajo Cauca acompañando a mujeres, jóvenes y comunidades afrodescendientes, hasta escenarios humanitarios en Haití y Colombia como delegada de la Cruz Roja.
Como profesora certificada en Yoga Sensible al Trauma por el Trauma Center de Boston, ha integrado esta práctica como una herramienta terapéutica y comunitaria en entornos escolares, con personas en situación de discapacidad, enfermedades crónicas, víctimas de violencias basadas en género y jóvenes del sistema penal. Su enfoque es profundamente ético, compasivo y orientado a la sanación desde lo corporal, lo emocional y lo colectivo.
Milena no solo guía prácticas de yoga; crea espacios restaurativos donde el cuerpo, muchas veces silenciado por el trauma, puede reaprender a habitarse. Con una mirada interseccional y feminista, incorpora la pedagogía de paz, el liderazgo restaurativo y las ciencias del comportamiento para acompañar procesos de transformación individual y social.
Es consultora en proyectos de equidad de género, salud mental comunitaria, reconciliación emocional y diseño de políticas públicas inclusivas. Su capacidad de escucha, su liderazgo tranquilo y su compromiso con los derechos humanos la han convertido en un referente ético y técnico en los territorios donde trabaja.
En El Diván Rojo, Milena facilita clases de Yoga Sensible al Trauma como una forma de volver al cuerpo con cuidado y sabiduría somática, como un ritual de memoria y posibilidad. Su práctica es una ofrenda para quienes desean transformar el dolor en raíz, y la raíz en presencia.
- Acompañamiento emocional continuo: puedes integrar recursos psicoterapéuticos cuando se requiera.
- Un puente entre lo verbal y lo corporal: no es sólo yoga, en caso de ser necesario, puede incluir apoyo terapéutico para acompañar el malestar.
- Sostén personalizado aún en lo online: acompañas en las activaciones emocionales, no dejas al cliente “sola/o con su cuerpo”.
- Instructora certificada que habla español.
- Un acompañamiento emocionalmente empático con su cultura.
¿Quieres tomar sesiones de YST en El Diván Rojo?
¿Te gustaría comenzar un proceso de sanación más allá de la palabra? El Yoga Sensible al Trauma no es un yoga cualquiera: es una práctica terapéutica que te invita a habitar tu cuerpo con seguridad, a reconectar con lo que sientes sin forzarte, a elegir desde el presente. No importa si nunca has hecho yoga; importa que quieras volver a ti.
Si este es tu momento, puedes agendar una cita y explorar esta forma de cuidado profundo. Estoy aquí para acompañarte con presencia y respeto. Escríbeme, te leo.